sábado, 14 de julio de 2012

Pilasos

Estoy sumergida en una terrible y asquerosa depresión, y como siempre, cada vez que estoy depresiva escribo en mi blog. Mi abandonado blog. No entraba hace más de tres meses. Y me puse a ver las opiniones que aparecen abajo de las entradas y dos personas habían puesto que estoy loca. No estoy loca, forros. ¿O si?

Se me está acabando el año, y acabo de caer. ¡No hice ni la mitad de las cosas que tenía que hacer! En menos de una semana me voy a Bariloche y viendo el calendario me di cuenta que me queda solo medio año de secundaria y empecé a llorar. No, no, no por favor no quiero terminar quinto, no quiero, no quiero, no quiero. Pero ya noté que por más de que lo escriba más de quinientas veces en mi cuadernito de anotar la vida no voy a parar el tiempo, ni voy a vivir quinto para toda la eternidad. Se va a acabar en algún momento. Pero no, no, no quiero, no quiero. Hay cosas que no deberían cambiar, cosas que uno debería poder meter en una de esas vitrinas de cristal y dejarlas allí tranquilas. Se que es imposible, pero es una pena.
Me gustaría quedarme acá, en mi cuadra, en mi colegio, en mi curso, en mi silla con o sin chicle, en mi pollera gris, camisa blanca, corbata bordo, en mi cara de sueño, en mis pelos sin peinar, en mis zapatos sin lustrar, en las interminables horas de filosofía y las entretenidas horas de economía. En los recreos, con chichones en la cabeza por tantos pilasos de amor repartidos, llena de gas en la panza por tantos vasos de coca que me ofrecieron. Me gustaría que todos los días sean tan iguales a estos. Llegar como de costumbre cinco minutos tarde y que Cesar me abra la puerta solo por compasión, ir a la formación y tragarse minutos interminables de palabras que nunca escuché, pero que el día que se acaben voy a llorar por no poder recordarlas. Subir a mi curso hermoso, colorido, y ver las caritas de todos, dormitando sobre las mesas. Y ver los resumenes y las hojas y ¡ah! me olvidé que había prueba de política y saco rápido los resumenes y trato de estudiar algo pero no me entra, y escribo unas palabras confusas con dibujitos en la mesa para llegar al menos a un cuatro, pero juuuuusto ese día se le ocurrió a Lemir cambiarnos de lugar, chau cuatro.
Y que venga Anita a decirnos buen día, y a contarnos alguna novedad. Y que en el segundo recreo me de hambre y sacar mis cerealitas y mi botella de agua y acabarnos el paquete entero con las chicas. Y hablar, hablar, hablar... y no dejar de hacerlo nunca. Ay, no quiero seguir llorando por el colegio. Pensar que algunos tienen un concepto de "MIERDA" sobre mi colegio. Yo lo amo.

Les juro que, no se. Me voy a pegar un tiro. No, mentira. Encima no esta mi novio, la puta madre. Creo que me voy a ahogar mis penas en mi almohadita. Estoy muy triste. Puto blog de mierda. ¿Por qué siempre mi blog sufre las consecuencias? Siempre está abierto para mí, todavía no se porqué no se cerró, pasaron meses desde que no escribo.
Hay una canción de Drexler que dice: "Qué habré hecho yo de bueno para que la vida crea que yo te merecía"
Y ahora digo: "Qué habré hecho yo de malo para que la vida se pusiera tan mierdosa"
Nada. Nada menos...  (Pongo esta imagen para añadirle más drama a la entrada, ¿se siente la desdicha?)

Seguidores

Visitaste mi blog? :)

Vistas de página la semana pasada

Blog Archive