A un Ángel le pregunté, cuál es el peor castigo? Y el Ángel me respondió; Que entregues tu corazón, y las puertas estén cerradas. Que entregues tu alma, y no haya brillo en sus ojos. Que entregues tus besos, y roces unos labios fríos. Que entregues tus manos, y te encuentres siempre caída. Que entregues tu sonrisa, y no te reflejes en su rostro. Que entregues tus caricias, y no recibas un cálido abrazo. Que entregues tu llanto, y no tengas consuelo. Que entregues tus sueños, y no exista futuro. Que entregues tus palabras, y obtengas un vacío. Que entregues tu integridad, y ganes debilidad. Que entregues tu espalda, y cargues con tu lamento. Que entregues tu oído, y no existan palabras. Que entregues tu olfato, y no haya fragancia. Que entregues tu cuerpo, y no haya valor. Que entregues tus pies, y camines un desierto de agonía. Y tú me preguntas, cuál es el peor castigo? Y yo te respondo; Amar. Amar y no ser amado.
lunes, 23 de noviembre de 2009
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